Alumnos de quinto y sexto año de los institutos San Luis Gonzaga y Santo Tomás de Aquino expusieron ideas y miradas con relatos que emocionan e inspiran.
Cincuenta chicos. Cincuenta relatos. Cincuenta miradas. Si alguien cierra los ojos y se detiene a escuchar las historias que medio centenar de jóvenes contaron en las charlas TedEd del pasado martes, fácilmente podría compararlas con una especie de Aleph a medida, un espacio donde todo lo imaginable para un adolescente cabe, siempre atravesado por un torbellino de emociones.
Algo de eso fue lo que se vivió en el salón de actos del Instituto San Luis Gonzaga donde alumnos de la institución anfitriona y del Instituto Santo Tomas de Aquino, subieron al escenario para contar lo que les pasa, que sienten, cómo ven el mundo.
Son chicos que cursan el quinto y sexto año que, incentivados por las profesoras de la cátedra de Literatura, se despacharon con historias carentes de lugares comunes o rematadas con consejos del Viejo Vizcacha. Cada relato surgió de la inspiración propia. Apuntalados y pulidos con la paciencia de las profesoras fueron tallando, fueron dando forma a cada una de las palabras y frases que había ganas de exteriorizar.
El resultado fue un compendio de charlas que reflejan una mirada, experiencias y una concepción del mundo muy diferente a la de los adultos y que no siempre es tenida en cuenta.
Fueron historias que salieron a la luz como espasmos, pero no para figurar o recibir “likes” en las redes sociales. La sensación fue que sólo necesitaban salir, en un espacio y tiempo que antes no habían encontrado.
El otro sentimiento que flotó sobre el escenario fue la sinceridad. Es que muchos de esos relatos salieron a la luz por primera vez de la mano de protagonistas que no aspiraban a volverse populares ni ser ejemplo a seguir solo por describir, por ejemplo, cómo es convivir con diabetes crónica de nacimiento, como es tener un hermanito con autismo, como se lucha (o se convive) con las exigencias de resultados que impone la familia, o como se siente la ausencia de un familiar que se va de repente o que nunca estuvo.
También hubo relatos sobre peleas de amigos y hermanos, desengaños amorosos, nostalgia por la niñez e incertidumbre por la adultez, trastornos alimenticios, fracasos y logros deportivos y hasta sobre las ganas de mandar todo al carajo cuando las redes sociales o el consumismo imponen modelos, justo en una edad en donde cada uno empieza a definir su carácter, su personalidad, su futuro.
Historias de ese tipo y muchas más terminaron de formar un crisol de voces que estuvo lejos de mostrar casos de éxito, innovaciones o secretos de lideres, como las originales y populares charlas TED que se pueden ver en los canales de “streaming”. Sin embargo, muchas de ellas fueron igual de inspiradoras y emocionantes.