Hay solo tres que están al ras del vertedero y en uno solo el agua lo sobrepasa. Algunos tienen índice negativo desde hace casi cinco años.
De los veinte diques y embalses que hay en la provincia, dieciséis están bajo cota. Otros tres están al ras y solamente uno, el Dique Chico, ubicado frente a Terrazas del Portezuelo, tiene cota positiva, pero solo de 0.02 metros por encima del nivel del vertedero. Todo es producto de la falta de lluvias y “si bien no estamos en emergencia hídrica, podemos afirmar que la situación es crítica”, afirma el subgerente de Planeamiento y Ejecución de la empresa estatal San Luis Agua (SLA), Daniel Torres. A la escasez de agua en los reservorios se suma el hecho que “el uso doméstico cotidiano es muy alto”, advirtió el funcionario, quien aprovechó la consulta de Todo Un País para recomendar a la población que haga un uso responsable del líquido y lo modere todo lo posible. “A los grandes usuarios, los productores ganaderos y agrícolas, también les pedimos colaboración”, sostuvo.
Aunque la mayoría tiene índices negativos importantes, el embalse que está más crítico por la falta de ingreso de agua de lluvia, si se tiene en cuenta el servicio de provisión de agua potable a la población de la zona, es el de Potrero de los Funes, explicó el funcionario. Según la última medición, del miércoles pasado, tiene un nivel de -4,69 metros. La última cota positiva que San Luis Agua registró en Potrero fue apenas de 0.04 metros, el 27 de diciembre de 2019, es decir, hace casi cuatro años.
“‘Cruz de Piedra’ también está muy bajo”, señaló Torres, jefe del área que, justamente, tiene a cargo la supervisión del estado de diques, embalses y ríos. De acuerdo con la medición de dos días atrás, este dique está 5.16 metros por debajo. Ya se van a cumplir cinco años desde que, el 22 de enero de 2019, la empresa estatal constató la última cota positiva allí. Fue de 0.03 metros.
El dique que tiene el mayor índice negativo en la actualidad es el Saladillo, con -17.36 metros. La última vez que tuvo cota positiva fue el 3 de abril de 2019, cuando el agua embalsaba rebasaba el nivel del vertedero solo por 0.07 metros.
El que sigue a Saladillo en valores negativos es el “Antonio Esteban Agüero”, construido en 1997, conocido popularmente como el “Río Grande” y ubicado a 45 kilómetros de la capital provincial. Pero al ser el primer embalse en la parte alta de la cuenca del Río Grande, cuando se producen lluvias es uno de los que más rápidamente se recuperan, explicó el funcionario.
Torres señaló que si bien “la mayoría de la gente piensa que con buenas lluvias un dique se recupera en un año, hay que tener en cuenta que hay que recuperar el agua consumida en tres años, es decir que la recuperación va a ser paulatina”.
La provincia está atravesando su período de lluvia, que se extiende desde octubre hasta marzo o principios de abril. Pero este año, en lo que va de ese lapso, no ha llovido lo suficiente. Por caso, la lluvia del martes no fue uniforme y no aportó demasiado a las cuencas de los ríos de San Luis, que casi en su totalidad –salvo el Desaguadero, que nace en La Rioja– nacen en los macizos serranos del centro norte y noreste del territorio sanluiseño.
Para hoy, la Red de Estaciones Meteorológicas (REM) de la provincia pronostica “tormentas aisladas” para todas las zonas donde se ubican los embalses.
Por culpa de “La Niña”
Torres explicó que “esta situación es efecto del fenómeno climatológico de ‘La Niña’, que afecta a esta región desde 2017, con efectos que se han intensificado entre 2019 y 2020”. “La Niña” es una de las tres fases de un fenómeno mayor denominado “El Niño” o “El Niño Oscilación del Sur” (ENOS): “El Niño”, propiamente dicho, una fase neutra y la fase “La Niña”.
Este proceso irregular se desarrolla en un lapso de dos a siete años, a partir de la acción, en el océano Pacífico ecuatorial, de los vientos alisios, que soplan de manera regular de este a oeste, debido al mayor calentamiento de la atmósfera en esa zona, por la mayor radiación solar. Los vientos empujan las aguas cálidas hasta formar una “piscina de agua caliente superficial” en las costas de Australia. Pero luego los vientos cambian y el agua caliente es empujada hacia las costas de América del Sur. Su llegada suele darse a finales de año, cerca de la Navidad. Entonces, los pescadores peruanos lo bautizaron “El Niño”, por Jesús.
El 1° de septiembre pasado el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) informó que Argentina está ya bajo las condiciones de “El Niño”. Por efecto de este fenómeno, señaló, la región que abarca a San Luis suele tener en primavera “lluvias inferiores a las normales”.