Si la creatividad es un valor institucional, el Sindicato Judicial puntano (Sijupu) podría reclamar un premio. El gremio que lidera Facundo Coria presentó su plan de lucha de noviembre y la planificación sorprende: se armó tres fines de semana XL, justo antes del calorcito, los cruces en las sierras y la previa de fin de año.
La primera movida arranca el viernes 7, ideal para estirar hacia sábado 8 y domingo 9. Luego, otro viernes 14, para empalmar —con admirable precisión estratégica— con el sábado 15 y el domingo 16. Y por si fuera poco, se suman paros el martes 18 y el martes 25, para acompañar el fin de semana largo del 22, 23 y 24, este último feriado por el Día de la Soberanía Nacional.
Un diseño quirúrgico. Si la indignación colectiva tuviera GPS, marcó “destino confirmado”.
“No es rebeldía, es defensa institucional”
Según el gremio, este calendario militante responde a graves problemas: salarios más bajos del país, montos no remunerativos por encima del 38%, y recortes que ponen en riesgo la independencia judicial.
No obstante, la coincidencia entre lucha sindical y vocación por el descanso parece reforzar —sin quererlo, claro— esa percepción social: la justicia necesita trabajar más, no menos.
Porque si hay algo que se escucha a diario es que la Justicia necesita agilizarse, modernizarse y estar más cerca del ciudadano. Este cronograma, gentilmente autorizado con la venia del Superior Tribunal, va en sentido contrario… aunque al menos lo hace con buena predisposición para disfrutar del aire libre.
Modalidad “paro con reposera”
Además del inventivo sistema XL, la protesta incluye:
- Quite de colaboración en horario vespertino y días inhábiles.
- Atención exclusiva de asuntos urgentes todo noviembre.
- Paro total los días 7, 14, 18 y 25.
Todo con movilizaciones en cada circunscripción.
Ironías aparte, el sector judicial reclama mejores condiciones salariales y presupuestarias, un planteo legítimo. Pero la estrategia elegida parece haber sido diseñada más en una agencia de viajes que en una asamblea gremial.
Mientras tanto, el ciudadano que espera sentencias, trámites y decisiones para resolver su vida cotidiana mira el calendario y vuelve a preguntarse por qué la Justicia no llega a tiempo.
