Pese a que esa advocación a la Virgen María no es un culto oficial de la Iglesia Católica, monseñor Gabriel Barba acompaña a los fieles desde que asumió.
La capilla de la Virgen de La Cobrera, en la ruta provincial 39, camino a Paso del Rey, “es un lugar de oración, eso es lo más importante. La Virgen nos lleva a Jesús, nos lleva a nuestra intimidad con Dios, así lo sintetizo yo”, dijo ayer el obispo de San Luis, Gabriel Barba. Por eso, pese a no ser un culto oficial de la Iglesia Católica, el próximo sábado acompañará a los fieles en la procesión y misa que harán por los treinta años del comienzo de la devoción en ese santuario.
El martes se cumplieron treinta años desde el 3 de septiembre de 1994, cuando comenzó el culto de La Cobrera, iniciado por el exjefe de la Policía de San Luis Miguel Ángel Escudero. Y entre los fieles ya saben que el primer sábado de cada mes se hace la celebración, por eso las ceremonias de pasado mañana, a partir de la las cuatro de la tarde. “Este sábado estaré presente de un modo muy especial para acompañar la procesión y después la misa”, dijo monseñor Barba. Usó el verbo acompañar porque el culto a la Virgen María bajo la advocación de La Cobrera todavía no es oficial para la Iglesia.
De hecho, el obispo anterior de la Diócesis de San Luis, Pedro Luis Martínez, había intentado disuadir a los fieles de manifestar devoción a la Virgen de La Cobrera, hasta no contar con la palabra oficial de la Iglesia, aclaró que la ‘Asociación Virgen María de la Cobrera: la que cura sana y libera’ es una asociación civil, no eclesiástica, y pidió “abstenerse de publicar mensajes, hacer publicidad y difundir medallas, estampas, imágenes”. Tampoco permitió la celebración de la misa en ese santuario ni aprobó la oración a la “Virgen de la Cobrera”. Cuando Barba asumió al frente de la Diócesis puntana adoptó otra actitud ante ese culto que, pese a no ser oficial, para entonces ya congregaba a miles de fieles. “La primera misa la hice yo y a partir de ahí los sacerdotes pueden celebrar misa y los sacramentos ahí en La Cobrera”, recordó ayer. “Es una devoción que ha comenzado en forma privada”, agregó, en relación a que el iniciador fue Escudero, quien asegura haber experimentado apariciones de la Virgen en su casa de la ciudad de San Luis, y haber interpretado la disposición de la Madre de Jesús de ser llevada hasta el sitio donde está ahora el santuario.
“Estas situaciones llevan un tiempo especial, un tiempo de análisis, de maduración. El obispo anterior también se tomó un tiempo, armó una comisión, fueron acompañando, y a mí me tocó la decisión de que, habiendo pasado ya más de 25 años, era un momento importante para abrir este acompañamiento de parte de la Iglesia. Por eso es que ahora tenemos la posibilidad de celebrar misas en el lugar y acompañar”, afirmó el obispo ayer, ante la prensa.
“Este año hubo una cosa muy importante en la Santa Sede: el Papa, en la Congregación para la Doctrina de la Fe, nos dio podemos decir una especie de protocolo sobre cómo acompañar estos eventos especiales. Entonces, hoy por hoy el análisis que hagamos vamos a elevarlo a la Santa Sede, a Roma, y de ahí ellos van a ir determinando los distintos pasos y los reconocimientos que se dan. Mientras tanto, caminamos juntos y rezamos juntos con el pueblo de San Luis, los que vengan de afuera y los creyentes a esta aparición de La Cobrera”, afirmó.
A lo largo de treinta años, la fe de miles de católicos no ha esperado la palabra oficial de la Iglesia. El culto a la Virgen de La Cobrera fue creciendo. Incluso hay personas de otras provincias que aseguran haberla invocado y haber recibido respuesta a sus ruegos, por eso han viajado a San Luis para ofrendarle su agradecimiento, en el santuario ubicado a 65 kilómetros al norte de la capital provincial.