Las elecciones legislativas de este domingo en San Luis se realizarán sin representación oficial de La Libertad Avanza, el partido del presidente Javier Milei. La decisión fue tomada desde lo más alto del poder nacional: el propio Milei ordenó al apoderado del partido a nivel nacional, Santiago Viola, impugnar las candidaturas que se presentaban en la provincia como libertarias, pero que no contaban con el aval de la conducción central.
La intervención expuso no solo la estrategia de control férreo del sello por parte del presidente, sino también las tensiones internas y la falta de organización del espacio libertario en San Luis. Con las adhesiones rechazadas por la Justicia Electoral y la alianza partidaria anulada por incumplimientos formales, los dirigentes locales quedaron fuera de carrera a solo días del cierre del calendario electoral.
La ausencia del sello libertario se da en un contexto provincial cargado de significados políticos. Para el gobierno de Claudio Poggi, se trata de una elección legislativa clave: necesita consolidar una mayoría en la Legislatura para avanzar con su agenda de reformas, que incluye una profunda reforma judicial y la posibilidad de encarar una reforma constitucional.
Al mismo tiempo, el escenario muestra un fenómeno inédito en la historia política de San Luis: la fragmentación del peronismo, que por primera vez llega dividido a una contienda de medio término.
Esta disgregación del histórico oficialismo provincial abre un nuevo mapa de poder en la provincia y marca el comienzo de una etapa de reconfiguración.
Mientras tanto, el oficialismo libertario nacional elige no involucrarse en el barro político local, incluso en distritos donde Milei obtuvo más del 70% en el balotaje de 2023. La elección de este domingo en San Luis es, en ese sentido, una postal nítida de la tensión entre el fenómeno presidencial y la dificultad de construir estructuras territoriales duraderas.