En un catálogo tan amplio como el de Netflix, cada tanto aparece una joya que se vuelve conversación obligada. Esta producción es una de esas miniseries que no solo sorprenden por su calidad, sino por su capacidad de incomodar e hipnotizar.
Con solo seis capítulos de poco más de 40 minutos cada uno, esta producción alemana de 2025 mezcla tecnología, suspenso y una dosis justa de paranoia, todo ambientado en una estética setentosa que potencia la incomodidad del relato.
En “Cassandra”, la historia arranca con una familia alemana que, tras una tragedia personal, decide mudarse a un pequeño pueblo para empezar de cero. Allí, se instalan en la primera casa inteligente del país, un prototipo que data de 1972 y que nunca llegó a lanzarse al público. La vivienda está completamente automatizada por un sistema operativo llamado Cassandra, una especie de asistente virtual que administra todo: luces, puertas, tareas del hogar e incluso interacciones familiares.
Al principio, la casa parece perfecta. Pero pronto descubren que los antiguos dueños murieron en circunstancias misteriosas y que Cassandra tiene su propia voluntad, una agenda oculta y una forma de manipular la realidad que los va arrastrando a un espiral de paranoia y tensión.
