Las víctimas fueron rescatadas más de 20 horas después del atraco. Se encontraban maniatadas y bajo los efectos de la mezcla de alcohol y ansiolíticos. Una mujer murió mientras se estuvo privada de su libertad.
Pasaron diez meses del brutal asalto que consternó a Villa de Merlo y todavía no hay justicia para las víctimas. El pasado 18 de febrero dos delincuentes encapuchados y armados irrumpieron en la casa en la que dos parejas de adultos mayores oriundos de la localidad cordobesa de Vicuña Mackenna pasaban sus vacaciones. Allí, los malvivientes golpearon a las víctimas, las maniataron y obligaron a beber alcohol con ansiolíticos. Luego de revolver toda la casa, las dejaron encerradas en un pequeño pasillo de vivienda ubicada en el barrio de Cerro de Oro y huyeron con algunas de sus pertenencias. María Cristina Méndez (69) nunca despertó. Su cuerpo no resistió al sometimiento ejercido por los asaltantes. Al cumplirse un nuevo mes de este violento episodio que movilizó hasta al mismo ministro de Seguridad de aquel entonces (Claudio Latini), la familia de la mujer fallecida denuncia que la causa “está paralizada” y que todavía no se pudo establecer la identidad de los responsables. “Es desesperante no tener respuestas después de tanto tiempo. Nos inunda la desesperanza, la angustia y la tristeza”, lamenta María Julia Ferreyra, hija de uno de los sobrevivientes que era la pareja Méndez.
La autopsia reveló que la mujer murió por un “Síndrome asfíctico. Congestión Cardiorrespiratoria por Asfixia postural”. “La postura en la que permaneció durante tantas horas, la fuerte atadura de las muñecas, la inmovilidad, el estado de confinamiento en un espacio muy reducido, la gran cantidad de horas sin ingesta de líquidos, el estado de extremo estrés y la avanzada edad de la paciente claudicaron en su esfuerzo respiratorio, provocando la congestión cardiopulmonar y, en consecuencia, el fallo cardiorrespiratorio”, ampliaron en aquel momento sobre las causas del deceso fuentes del Poder Judicial.
La investigación, en la que interviene la Fiscalía de Instrucción N° 2 de la Tercera Circunscripción Judicial, está caratulada como “Homicidio en ocasión de robo calificado, en concurso real con privación ilegítima de la libertad, violación de domicilio y lesiones”, pero no arroja novedades.
El sentimiento de injusticia e impunidad invaden a María Julia, su familia y amistades de las tres personas que sobrevivieron al feroz ataque. Al día de hoy, tanto su padre, Carlos Alberto Ferreyra, como el matrimonio de amigos (María Josefa Murat y Héctor Trabuco), sufren de las consecuencias de los padecimientos físicos y psicológicos a los que fueron sometidos.
Las cuatro personas estuvieron más de 20 horas encerradas y atadas de pies y manos. Fueron rescatadas por la Policía luego de que una vecina notara que en la casa vacacional de Ferreyra y Méndez no había habido movimiento, pese a encontrarse en las afueras el vehículo con el que se movilizaban. Al ingresar en la vivienda, los efectivos encontraron a tres de los damnificados aún bajo los efectos del sedante suministrado y a María Cristina ya sin vida.
