El juicio contra Federico Emanuel Sosa llegó a su fin y mucho tuvo que ver el hecho de que, sin dejar que pasara un día más de audiencias, confesó lo que había hecho. Reconoció que el 25 de diciembre pasado mató a tiros a Lucas Pastrán, en una esquina del barrio San José de Villa Mercedes, en una venta de marihuana que salió mal. El Tribunal lo condenó a 12 años de prisión.
Antes, durante los alegatos, el fiscal Maximiliano Bazla había solicitado que lo sentenciaran a 13 años de cárcel. Expresó que el crimen y su autoría estaban acreditados.
Mencionó testimoniales, el informe médico forense que concluyó que la causa de muerte fue la herida de bala y que también encontraron residuo de pólvora. Recordó que la reconstrucción del hecho dejó en claro la distancia entre víctima y victimario y la visión de los testigos.
El abogado de Sosa, Pascual Celdrán, señaló las condiciones de vulnerabilidad de su cliente, la pobreza, sus carencias, la imposibilidad de acceso a la educación y al trabajo, un contexto que lo llevó a este fatal desenlace.
Aun así destacó la entereza de Sosa a la hora de confesar su responsabilidad. De todas formas recordó que mantenía un cansancio y un temor por las conductas de la víctima y el peligro al que estuvo expuesto el día del asesinato.
