Cada vez es más frecuente que personas más jóvenes presenten problemas de audición. Los especialistas lo asocian a la sobreexposición al llamado “ruido recreativo”, es decir, la música alta en boliches y recitales y el uso de auriculares por largo tiempo y a volumen muy alto.
El desgaste de la capacidad auditiva de las personas es algo esperable a medida que se envejece. Pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado sobre un fenómeno cada vez más frecuente, que es la disminución de la audición en edades cada vez más tempranas. Especialistas han expresado su preocupación por esta tendencia en jóvenes, que asocian con la sobreexposición al llamado “ruido recreativo”, es decir, la música alta en boliches y recitales y el uso de auriculares conectados al teléfono por largo tiempo y a volumen muy alto. “La pérdida auditiva provocada por el ruido es acumulativa, es decir, empeora si no se deja de estimular de esa manera. Y lo que se deteriora por ruido no se recupera. Es decir, el daño inducido por ruido o por música a altas intensidades no se puede recobrar con un medicamento, con una cirugía. La única solución finalmente es una prótesis”, refirió a TUP Cecilia Calzetti, coordinadora de los servicios de la Clínica Fonoaudiológica de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL).
“El envejecimiento es, efectivamente, un factor a tener en cuenta en la disminución de la audición. Pero también las condiciones de vida y ambientales en las que una persona se ha desarrollado desde los primeros momentos de su vida. En los últimos años se ha sumado la exposición alta o frecuente al ruido desde edades más tempranas. Por ejemplo, en un cumpleaños en un pelotero no falta la música alta, algo que antes no existía. Estamos haciendo que cada vez desde más pequeños nuestros niños y niñas estén en ambientes recreativos muy ruidosos, sumando más posibilidades de dañar la audición”, dijo Calzetti, quien también es docente e investigadora en la casa de altos estudios.
Los profesionales de la UNSL han podido confirmar concretamente la tendencia que advierte la OMS y que preocupa a especialistas. “Para ingresar a la carrera de fonoaudiología es necesario que los estudiantes hagan un ingreso psicofísico, y uno de los estudios es la audiometría, es decir, el estudio de la audición. Ahí hemos visto con muchísima claridad cómo con el transcurso de los años, sobretodo en la última década, en los ingresantes se han ido corriendo y empeorando los límites de la normalidad en cuanto a audición.
Ahora ya no es muy frecuente registrar umbrales en cero, que es la normalidad absoluta, digamos. Si bien no llegan a ser casos patológicos, marcan un alerta.
En el último informe mundial de la OMS, que fue en 2021, empezó a hablarse de la necesidad de prevenir y hacer campañas de atención muy específicas jóvenes por la aparición temprana de alteraciones o cuestiones que antes se veían en personas mucho más grandes”, expresó la profesional.
No hay que perder de vista que la pandemia potenció fuertemente el uso de auriculares como dispositivo complementario de computadoras, notebooks o celulares para actividades diarias no recreativas, como las clases virtuales. “El
mal uso de los auriculares es el problema, no el uso en sí. Suma otro tipo de estimulación, que puede llegar a ser dañina si supera determinados niveles”, dijo Calzetti.
¿Desde qué nivel se considera perjudicial?
“Lo que está legislado es a nivel laboral. Se sabe, por ejemplo, que un operario expuesto a más de 80 decibeles en una fábrica, tendrá que regular la cantidad de horas de trabajo. Mientras más sube la intensidad, menos tiempo debe estar expuesto. En ámbitos escolares sí está regulado por la OMS. En las aulas no debería haber más de 40 decibeles de ruido de fondo para que el aprendizaje sea óptimo y no genere pérdida de concentración y atención y dificultades en la memoria. En el aspecto recreativo, no está tan regulado”, manifestó.
En la actualidad, por normativa, los celulares no permiten subir el volumen más de lo aconsejado cuando está conectado a auriculares, y da un aviso al usuario. “Lo recomendable es que el volumen no supere el 50 por ciento de lo que permite el aparato. Otro tip es que, si se va a escuchar música en la calle, hay que regular el volumen primero en un lugar silencioso. Y luego, ya en la
calle, no aumentarlo, porque se tendrá que competir con el ruido ambiente y se subirá más de la cuenta”, explicó.