El productor que convirtió el sudoeste en un polo agropecuario

En solo cuatro años, Espartaco Bailleres transformó tierras consideradas improductivas en una zona de referencia. Con más de 11.000 hectáreas cultivadas y una producción diversificada, apuesta a la innovación y la ganadería en una región sin antecedentes agrícolas.

Desafíos climáticos, tecnología de punta y visión estratégica marcan un camino hacia el desarrollo rural sustentable. En el desafiante sudoeste de San Luis, Espartaco Bailleres logró transformar tierras consideradas improductivas en un pujante polo agropecuario.

A 250 kilómetros de la ciudad de San Luis y cerca de Navia, este productor adquirió hace cuatro años las 35.000 hectáreas con conforman la Estancia El 30 de Octubre y, superando los prejuicios agronómicos, convirtió en tierras agrícolas más de 11.000 hectáreas.

Para la campaña 2024- 2025, diversificó su producción con 1.800 hectáreas de maíz para cosecha, 1.300 para consumo animal, 1.120 de soja, 611 de sésamo, 40 de chía, 400 de poroto mung, 2.700 de centeno para pasto y cosecha, y 3.000 hectáreas destina- das a cobertura.

El productor, que llegó hace 18 años a San Luis desde Santa Fe, compartió su experiencia con Todo Un País en un recorrido por su extenso campo, pegado al límite con Mendoza: “En maíz esperamos rendimientos de entre 3.500 y 4.500 kilos por hectárea, y en soja unos 1.800 kilos. Las condiciones climáticas han sido favorables, por lo que creemos que superaremos esas cifras”.

El cultivo de sésamo es una de las innovaciones en la zona. En la última campaña, la superficie sembrada creció de 40 a 1.100 hectáreas. Sin embargo, una fuerte granizada reciente afectó los cultivos en plena etapa de desarrollo. A pesar de estos desafíos, se proyecta un rendimiento de 800 a 1.000 kilos por hectárea, con un valor de mercado de 1.250 dólares la tonelada, destinado exclusivamente a la exportación. Por su parte, el poroto mung abastece el mercado interno.

Además de la agricultura, Bailleres consolidó una pujante actividad ganadera con 6.000 vacas de cría y la incorporación de 300 vaquillonas preñadas provenientes de su establecimiento La Lucre, ubicado en Alto Pelado. La recría, que comenzó el año pasado en Navia, alcanzará este año unas 5.000 cabezas.

“Después de la recría, trasladamos los animales a La Lucre para su terminación en corral, con un peso final de entre 330 y 340 kilos destinados al mercado interno. También estamos habilitados para exportar a terceros países bajo las cuotas 481 y Hilton”, explicó. El sistema de cría se basa en pasturas naturales como digitaria, pasto llorón y gatton panic, lo que permitió reducir la suplementación gracias a la favorable oferta forrajera de este año. Este año alcanzó un 98% de destete.

Tecnología y visión de futuro

La modernización del sistema productivo fue clave en este desarrollo.

Bailleres incorporó la pulverización aérea como herramienta esencial para la conversión de suelos con montes naturales en áreas agrícolas. “El avión es fundamental debido a la extensión y la dificultad del terreno”, destacó el piloto Fabián Vergara cuando bajó de la aeronave después de fertilizar un enorme lote con maíz.

Pese a los obstáculos, insistió en que desarrollar el sudoeste de San Luis es posible. “Aquí no es cuestión de audacia, sino de trabajo y compromiso. No hay antecedentes productivos en la zona, por lo que todo debe hacerse desde cero”, enfatizó.

Además, destacó la necesidad de un cambio cultural para impulsar el desarrollo agropecuario en la región.

El avance de la frontera agrícola en San Luis es innegable. “Antes la producción se limitaba a la ruta 7, pero ahora se expande hacia el sur, con cultivos de girasol, maíz y soja en Los Overos, en el extremo sudoeste de la provincia”, señaló.

Por último, aseguró que la provisión de servicios agrícolas no ha sido un inconveniente, ya que contratistas de Río Cuarto, Santa Fe y Buenos Aires operan en la zona, facilitando las tareas de siembra y cosecha.

Con visión estratégica y determinación, el productor continúa desafiando los límites de la producción agropecuaria en San Luis, consolidando un modelo innovador de desarrollo rural.

En la zona de influencia de Navia habitualmente la carga animal es de una vaca cada diez hectáreas y un ternero cada 20. Pero en el campo de Bailleres también se superó esa marca: “Eso se logra sin hacer nada, pero uno está queriendo cambiar eso; un contratista vecino lo está haciendo en otras escalas, pero lo está haciendo y con muy buenos resultados, aunque no se contagia a los demás campos; cuesta y eso creo que es idiosincrasia; hay que cambiar la cultura”.

Para el productor esos cambios están al alcance de todos, porque hay tecnología y profesionales disponibles, especialmente jóvenes con ganas de hacerlo. Ya ocurrió hace veinte años en la zona de estancia La Moneda, en Alto pelado, donde se agrandó considerablemente la producción.

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