Casos mortales de estreptococo: el grave riesgo de automedicarse

No consultar con un médico para el tratamiento adecuado potencia el poder letal de la bacteria, señala el epidemiólogo Cristian Cano.

Un especialista advierte que la automedicación, ese mal hábito tan extendido, es contraproducente y potencia el riesgo ante algunos contagios, como el de la bacteria estreptococo pyogenes, que si bien es frecuente hallarla en los humanos, ha experimentado una nueva mutación que este año resultó letal en Argentina y en San Luis ya causó una muerte.

“Que se desarrollen estas mutaciones en las bacterias lo vamos a vivir cada vez más, porque estamos haciendo un uso indiscriminado de los antibióticos”, afirma el médico especialista en epidemiología Cristian Cano.

“Las enfermedades bacterianas como estas, producidas por estreptococo, responden a los antibióticos. Pero muchas veces con la automedicación, o la mala elección del antibiótico, lo que hacemos es generar resistencia en estos microorganismos, que se adaptan, y no solamente los antibióticos no van a tener efectos sobre ellos sino también que se hacen más agresivos”, explica.

El estreptococo pyogenes o estreptococo del grupo A suele producir infecciones leves, muchos de los casos habituales de anginas. Pero este año actúa con más agresividad. Su inusual letalidad “se debería a una mutación que experimentó el año pasado en Europa, donde produjo brotes, sobre todo en Reino Unido, que afectaron a los chicos y también produjo complicaciones graves”, señala el médico (matrícula profesional 3012), titular de la cátedra de epidemiologia de la facultad de Medicina en la Universidad Católica de Cuyo (UCC). Detalló que esta bacteria “produce infecciones en la vía aérea superior, generalmente como faringitis o faringoamigdalitis, las famosas anginas con placa que se ven, sobre todo, en los niños, en el adulto joven. También puede causar infecciones en piel, por ejemplo la escarlatina, que también es muy común en niños. Y en ocasiones puede producir infecciones graves cuando estas cepas o variantes producen una toxina y puede ocasionar daño en diferentes órganos como el corazón, los riñones, el sistema nervioso central, infecciones muy importantes en los tejidos, en la piel, en los músculos, etcétera”. Argentina atraviesa un brote de faringitis producidas por estreptococo grupo A.

“Todos los años la faringitis es uno de los principales motivos de consulta, es muy común ver estas anginas. Ahora bien, llama la atención cuando los casos se complican o pasan a ser más graves, esto es lo que está pasando, porque este año hay alrededor de 600 casos de infección grave con estreptococo grupo A contra setenta y pico del año 2022, además de los noventa y pico fallecimientos que se han producido este año. Entonces, los sistemas de vigilancia epidemiológica están alerta”.

Se pueden prevenir cuadros graves

Cano explicó que “no se trata de una bacteria nueva, sino de que la bacteria ha generado mutaciones que le permiten producir una toxina que daña los distintos órganos y da estos cuadros de mayor gravedad. Esta cepa ha sido identificada por el instituto Malbrán ya circulando en Argentina. Incluso la Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha emitido un alerta y ha señalado que se deben intensificar la vigilancia de casos en humanos y también la vigilancia genómica, es decir, seguir vigilando si esta bacteria continúa con mutaciones o aumentando su potencial tóxico”.

Si no es tratada en forma apropiada, la bacteria puede desarrollar un cuadro letal. “Se puede alojar en los riñones, produciendo insuficiencia renal, en el corazón, produciendo fallas cardiacas, en las válvulas del corazón, en el cerebro, produciendo encefalitis, o meningitis”.

“Son cuadros que progresan a mayor gravedad –indica– y es donde uno tiene que agudizar el ojo clínico, sobre todo en pacientes que tienen alterado su sistema inmunitario, o son muy mayores o muy chiquititos, o tienen una enfermedad de base, una inmunodepresión, son trasplantados, o tienen un problema en sus defensas. En estos casos hay que tener sumo cuidado porque son los cuadros que mayormente se complican y hay altas chances también de fallecimiento por esta causa. “No hay vacuna para esto. Las medidas de prevención son las que aprendimos y utilizamos para el Covid, porque tiene las mismas vías de transmisión, sea por contacto aéreo con las gotitas que expulsamos al hablar, al toser, al estornudar. Por eso es muy importante que si la persona está con este cuadro use un barbijo hasta que se le realice el diagnóstico y el tratamiento oportuno. Lo recomendable es consultar al médico, no automedicarse, no consumir antibióticos sin la indicación médica”, advirtió el epidemiólogo.

Más peligrosa que los virus

Cano destaca que “hay faringitis o faringoamigdalitis producidas por virus. Esta angina roja, cuando a uno le duele la garganta, las amígdalas y la faringe están enrojecidas pero no hay fiebre elevada, no hay ganglios inflamados, no hay un malestar general, es simplemente una molestia a nivel local; estas son la mayoría de las anginas. No hace falta tratarlas con antibióticos”. “Ahora –advierte–, están las faringoamigdalitis o las amigdalitis pultáceas o producidas por bacterias como el estreptococo que sí necesitan un tratamiento antibiótico; la sintomatología de estas anginas bacterianas es distinta a la de los virus ¿por qué? Porque producen un cuadro más florido, digamos, hay fiebre más elevada, hay decaimiento, postración, los ganglios del cuello, debajo de la mandíbula, se inflaman de manera importante y duelen. Cuando uno examina la garganta ve esas típicas manchitas blancas o plaquitas de pus en las amígdalas. Es un cuadro distinto al viral.

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