Dibujar es esencial para el desarrollo de la subjetividad durante la niñez. Daniel Zanetti, docente de la Universidad de Nacional de San Luis (UNSL) y artista, explica por qué es importante promover la mirada sensible.
Con tan solo un trozo de papel y lápices, un niño o niña pueda hacer un viaje desde muy adentro, aseguró Daniel Zanetti, docente de las materias Educación Artística y Lenguaje Visual y Plástico en las carreras de Educación Especial y Educación Inicial de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL).
“Dibujar es muy importante porque el niño construye sus propias significaciones, es protagonista de lo que hace. Mientras que cuando está frente a una pantalla simplemente es un receptor de productos que ha hecho un adulto”, dijo el profesor de artes visuales y licenciado en enseñanza del arte.
El especialista refirió que hace mucho tiempo que se trabaja en desmedro de la producción gráfica en la niñez. “Si no se trabaja en el enriquecimiento de experiencias visuales, en el desarrollo de la mirada sensible, en la construcción autónoma, si se trabaja sobre fotocopias, si se pone el acento en la técnica en sí misma y no en la construcción, que es lo que pasa en la mayoría de los jardines, también estamos anulando sus capacidades. Entonces, la construcción no va a ser desde su autonomía como ser, como sujeto, sino que será una cuestión impuesta”, dijo.
El docente explicó que desde esta didáctica, el horizonte cultural queda acotado a lo que se ve en la imagen y no hay una experiencia con ese objeto visual. Por lo tanto, no hay una construcción propia, sino es una réplica o reproducción de lo que le dieron.
Para Zanetti, ir contra esto implica un mayor compromiso en cuanto al tiempo que dedican los adultos para ofrecer y compartir estas experiencias con niños y niñas.
“Es mucho más sencillo darle una tablet o un celular o prender alguna pantalla para entretener a los chicos que diseñar, pensar o desarrollar actividades que realmente sean más ricas para la construcción de su subjetividad a partir de sus producciones gráficas. Ir a un parque, observar las distintas formas de los follajes de los árboles, buscar que la vivencia los atraviese, que sean parte de la experiencia, tanto aquel las experiencias sensitivas como sensoriales, táctiles, visuales”, propuso. En verdad, los adultos pueden poner a disposición de los niños múltiples situaciones que amplíen sus experiencias visuales y sensitivas que desarrollen lo que el arte alimenta: la imaginación, la fantasía, la creatividad. “No es lo mismo un niño que está frente a la pantalla todo el día que uno que tiene un papá, una mamá que le canta una canción, le lee un cuento, que ve imágenes con él, que sale a hacer actividades al aire libre, que le ofrece materiales seductores para trabajar, no lápices quebrados. Incluso una botella con agua a la que se le hace un huequito y permita dibujar con un chorro de agua en el patio es una herramienta. A veces se piensa que uno necesita un gran dineral para generar estas experiencias, pero no es así, se puede dibujar con una soga, construir imágenes a partir de hojas y de tonos de flores. A partir de experiencias se desarrolla el conocimiento.