Obtuvo el Nobel de la Paz en 1973, mucho antes de que se revelara su apoyo al golpe de Estado de ese año en Chile, falleció en su casa en Connecticut.
Líderes mundiales rindieron homenaje ayer al ex secretario de Estado estadounidense Henry Kissinger, quien falleció a los 100 años, y cuya influencia en la política internacional fue tanto admirada como profundamente criticada. Desde Moscú, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, expresó sus condolencias y dijo que con Kissinger desapareció “un diplomático excepcional” y “un estadista sabio y visionario”, mientras que destacó que el defensor de la denominada realpolitik “disfrutó durante décadas de una merecida autoridad en todo el mundo”.
“El nombre de Henry Kissinger está unido de forma inseparable de una postura pragmática en política exterior, lo que en su momento hizo posible lograr una reducción de las tensiones internacionales y lograr los acuerdos más importantes entre la Unión Soviética y Estados Unidos, que contribuyeron a fortalecer la seguridad global”, precisó Putin en un telegrama enviado a la viuda del fallecido, informó la agencia de noticias Europa Press.
El presidente de China, Xi Jinping, envió un mensaje de condolencias a su homólogo de Estados Unidos, Joe Biden. En nombre de toda China, Xi extendió hondas condolencias y expresó simpatía sincera hacia la familia de Kissinger.
En su mensaje, dijo que Kissinger fue un estratega mundialmente reconocido y un viejo amigo y buen amigo del pueblo chino, informó una agencia de noticias de ese país.
Considerado una figura clave para la diplomacia estadounidense luego de la Segunda Guerra Mundial, Kissinger se destacó por negociar el fin de la prolongada guerra de Vietnam, por lo que le fue otorgado el Nobel de la Paz en 1973.
El diplomático, uno de los más poderosos de la historia de Estados Unidos, también impulsó un histórico acercamiento a China y una política de distensión y de control de la carrera armamentista nuclear con la Unión Soviética.
Mucho tiempo después, documentos desclasificados de la Casa Blanca revelarían conversaciones entre Kissinger y el dictador chileno Augusto Pinochet, que demostraron la participación del diplomático en el golpe de Estado en Chile de 1973, que derrocó al entonces presidente Salvador Allende.
Los detractores también acusaron a Kissinger de apoyar la Operación Cóndor, una despiadada campaña estatal de tortura, terror y asesinato dirigida contra los opositores a las dictaduras de derechas que se hicieron con el control de Sudamérica durante las décadas de 1960, 1970 y 1980 en países como la Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, Paraguay y Perú.