“En la Iglesia no se conceden lugares de toma de decisión a las mujeres”

Natalia Rodríguez, integrante de Católicas por el Derecho a Decidir de Argentina, compartió la postura crítica de esta asociación civil respecto a los recientes dichos del Papa Francisco, que advirtió que “uno de los grandes pecados” de la institución es su ‘masculinización’.

Días atrás se dio a conocer la noticia del llamado del Papa Francisco a ‘desmasculinizar’ la Iglesia, en ocasión de recibir en el Vaticano a un grupo de la Comisión Teológica Internacional. El Sumo Pontífice cuestionó la poca cantidad de mujeres en el grupo y manifestó que “uno de los grandes pecados que hemos tenido es la masculinidad de la Iglesia”. En Argentina y en varios países del mundo, organizaciones de mujeres católicas han analizado las palabras del Papa desde una perspectiva crítica. Uno de ellos es la asociación civil católicas por el Derecho a Decidir, de carácter federal y con base en Córdoba. Una de sus integrantes, Natalia Rodríguez, coordinadora de Ecuménica, explicó a este medio por qué el llamado tiene “sabor a poco”.

¿Qué consideraciones hacen desde este grupo respecto a los dichos de Francisco?

La Iglesia Católica Romana ha reconocido históricamente los aportes teológicos de grandes mujeres en ese campo. Destacamos estos aportes de las teólogas, especialmente de las teólogas feministas, ya que no es lo mismo hablar de una teología hecha por mujeres que una teología con perspectiva feminista. Una teología hecha por mujeres sin perspectiva feminista puede hacer hincapié en el rol de las mujeres como madres, esposas, cuidadoras sacrificadas y terminar excluyéndolas de los lugares de toma de decisión. Y una de las características principales de esta masculinización es justamente la cuestión del poder: no se conceden estos lugares de toma de decisión a las mujeres. Hay cambios que son importantes, pero aún así resultan insuficientes y hasta quizás anacrónicos, porque son como ilusiones que se han dado en relación con este tema del poder. Desmasculinizar no es lo mismo que despatriarcalizar la iglesia, algo que sí es realmente revolucionario.

¿Y qué entienden por despatriarcalizar la Iglesia?

Despatriarcalizar es justamente repensar la cuestión del poder dentro de la Iglesia, es pensar en una Iglesia más democrática. Como personas católicas con visión crítica de la institución entendemos que este llamado a desmasculinizar puede ser solo una cuestión de buenas formas. Ojalá no lo sea. Lo que necesitamos y por lo que trabajamos es por cambios profundos, donde las voces de todas las mujeres sean oídas, pero como una posibilidad real de poder tomar decisiones dentro de la institución, de poder abrir las puertas a todas las personas que la integran, y que participen con voz y voto. Eso sería súper interesante.

Desde ciertos ámbitos se refiere que la Iglesia pareciera no estar al compás de las transformaciones sociales. ¿Comparten esto?

La institución tiene muchísimos siglos y si bien no ha permanecido igual, siempre fue muy a destiempo con los cambios que se dan en la sociedad.

¿Esta mayor presencia de las mujeres en la Iglesia no se resolvería, en teoría, por el camino ministerial, es decir, a través de la ampliación de los cargos que pueden ocupar las mujeres en la iglesia?

Estamos hablando solamente de llegar quizás a un diaconado (NdP: los que les permitiría a las mujeres bautizar y distribuir la comunión). Pero podría hablarse de un cambio mucho más profundo, de un sacerdocio de las mujeres, de que puedan ser obispas. Pero este tipo de lugares de poder dentro de la misma institución no están abiertos ni en discusión para las mujeres. Ni hablar para las personas de la diversidad sexo genérica. Y no son temas menores. Hay mujeres y personas de las diversidades sexo genéricas que desde hace varias décadas proponen esta serie de cambios, que son teólogas, mujeres consagradas, laicas comprometidas que tienen diferentes roles dentro de la institución, pero siempre están en un lugar subordinado.

Somos conscientes de la historia de la institución y que dentro de esta historia no es menor lo que sucede, pero este llamado nos sabe a poco. No apunta al núcleo, a lo más importante que necesitamos, que es una Iglesia que sea realmente de todas las personas, del pueblo, como dicen muchos de los documentos de la Iglesia.

Treinta años en Argentina:

Católicas por el Derecho a Decidir Argentina es una asociación civil es parte de una red regional presente en varios países de Latinoamérica. “Tenemos compañeras en Buenos Aires, en el norte y el sur del país. También nos vinculamos con otras organizaciones feministas cristianas a quienes consideramos aliadas, con quienes trabajamos hermanadas, por ejemplo, provenientes del ámbito evangélico. Como colectivo, nos centramos sobre todo en la promoción de los derechos de las mujeres y las diversidades, principalmente los derechos sexuales reproductivos y no reproductivos, y trabajamos desde una perspectiva católica y feminista. Apuntamos a la ciudadanía plena de las mujeres, tanto para el Estado como hacia el interior de la institución católica”, resumió Natalia Rodríguez.

Católicas por el Derecho a Decidir está integrada por mujeres de diversos campos que abordan distintas áreas, por ejemplo, Salud, Legal, Jóvenes, Comunicación, entre otras. Rodríguez contó que brindan capacitaciones a organizaciones que lo requieran y que tienen una página web (https://catolicas.org.ar/) en la que hay materiales disponibles para la reflexión sobre derechos reproductivos, sexualidad, salud y ciudadanía de la mujer.

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