Fin de una era política: Cayó Freixes, el padrino del sur provincial

Su nombre era sinónimo de impunidad política en el sur provincial. Durante años manejó el departamento Dupuy como un patrón de estancia. Acaba de quedar fuera de juego como protagonista principal en una escandalosa denuncia de corrupción.

Sergio Freixes volvió ayer al centro de la escena mediática y judicial como principal protagonista de una escandalosa denuncia por su autoproclamación como “lonko” del pueblo ranquel para la utilización del territorio de ese pueblo originario y todas sus riquezas en beneficio propio. Sólo alguien empoderado como el verdadero brazo político de Alberto Rodríguez Saá para el sur provincial podría maniobrar durante tanto años al margen de la ley como lo hizo Freixes.

Fue ministro en cuantas carteras lo necesitó Rodríguez Saá durante sus gobiernos, y mano ejecutora de cuantos trabajos sucios le requiriera su jefe político. Una de esas tareas nonsanctas como fue pedirles las renuncias anticipadas a los jueces le valió una condena que lo expuso ante la sociedad, aunque no logró sacarlo del juego político oficial. Siguió actuando en las sombras.

Manejó el sur provincial, el departamento Dupuy, como un patrón de estancia. Por sus manos pasaron todos los temas de interés político y económico que definieron la vida de los habitantes del sur provincial durante decenas de años.

Fue todo lo que las malas artes políticas permiten ser. Su suerte parece haberse apagado con esta denuncia que además de acusarlo penalmente revela su escaso umbral moral: se aprovechó de “una causa noble, destinada a una justa reparación histórica” como fue la restitución de su territorio al pueblo ranquel para repetir “el atropello de sometimiento y saqueo que se intentaba reparar”, lo definió el gobernador Claudio Poggi.

Bajo la sombra de su poder de hombre fuerte vivió también su familia, que se ha multiplicado ocupando cargos públicos y gozado de los beneficios de su participación en el círculo íntimo de Alberto Rodríguez Saá.

Vale hacer un punteo sobre la trayectoria de Freixes para dimensionar el peso del hombre que besó la lona.

Fue operador político todo terreno. Ex multi ministro de Rodríguez Saá. Fue condenado por la Justicia por pedir renuncias anticipadas a los jueces. Ese fallo lo sacó de la escena oficial pero no de la política, en la que siguió menos que a la sombra. Ex senador provincial por el departamento Dupuy. Organizador y administrador total del Festival del Caldén -el único festival provincial financiado con recursos del Estado provincial y cuyas contrataciones artísticas lo ponían al nivel de los mejores del país-.

Operó los movimientos que le permitieron poner a su hija Damiela como senadora provincial en su reemplazo y luego convertirla en intendenta de Nueva Galia.

Esos movimientos fueron acompasados para que su cuñado, Sergio Pitín Moreira fuera intendente de Nueva Galia y luego senador provincial en la banca que dejó su hija. Se hizo nombrar “lonko” del Pueblo Ranquel y desde 2017 administraba los recursos económicos que Alberto Rodríguez Saá le giraba a esa comunidad originaria.

Desde 2020 tenía un poder especial para operaciones administrativas y bancarias, que le permitía intervenir en los asuntos agropecuarios del “Establecimiento San José Municipalidad del Pueblo Ranquel”.

Fue denunciado por explotar para sus propios intereses agropecuarios y económicos el territorio ranquel.

Este es un breve repaso por algunos, no todos, hechos que pintan la figura del hombre que se desmoronó ayer. Queda contar que, con algo de picardía o envidia, los paisanos del sur murmuran: el campo de los ranqueles estaba maldecido por Freixes, porque era el único campo en el que las vacas no parían.

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