Gestionar YPF, tan desafiante como jugar en Wimbledon y al estilo Djokovic

Eso piensa Horacio Marín, el ingeniero nombrado por el presidente Milei para conducir la empresa que quiere privatizar. Mientras tanto, está pendiente una sentencia contra Argentina por la reestatización de 2012.

Tanta adrenalina como en Wimbledon, cuando jugó el torneo junior hace más de cuarenta años. Eso sintió Horacio Marín días atrás, cuando el presidente Javier Milei le pidió que se hiciera cargo de YPF, según les contó el funcionario a sus amigos. Y no es porque sea un advenedizo que se metió en un campo que no conoce, porque en el ambiente energético del país es reconocido por su trayectoria. Sino porque agarró la brasa que es la petrolera de mayoría estatal, la empresa que aún da dolores de cabeza al Estado Argentino y nació gracias a un descubrimiento casual ocurrido hace hoy 116 años.

Marín apela a otra analogía relacionada con el mundo del tenis cuando habla de la impronta que va a tener su gestión. Ha dicho que va a estar basada en la eficiencia y no se le ocurre mejor idea que decir que aplicará el “método Djokovic”, en alusión a la eficacia del mejor tenista del mundo. Se refiere a que buscará, según detalla luego, “la profesionalización del management (técnica de dirección y gestión), la optimización de los negocios de la compañía y la valorización industrial de la cadena de valor de los hidrocarburos”.

El tenista número uno del mundo juega pocos partidos en el año, pero siempre en torneos importantes, como un Grand Slam, un Master o un ATP 500, dijo Marín a sus interlocutores. Quería significar que YPF debe priorizar los negocios más importantes, por caso, Vaca Muerta.

Marín busca la eficiencia de la empresa para hacerla rentable mientras la Argentina tiene sobre la cabeza, como una espada de Damocles, el fallo pendiente de una jueza de Estados Unidos, Loretta Preska, que había condenado al Estado nacional a pagar 16 mil millones de dólares al fondo de inversión Burford Capital. Es una consecuencia de la decisión de la entonces presidente Cristina Fernández de Kirchner de reestatizar la petrolera en 2012.

Petróleo en vez de agua

A fines de noviembre de este año, horas después de que el presidente Javier Milei anunciara que planea privatizar totalmente YPF, la magistrada estadounidense hizo lugar en forma parcial a la apelación presentada por los abogados del gobierno argentino. Suspendió el pago de los 16 mil millones de dólares a condición de que la Argentina se comprometa con los demandantes a su participación en el capital de YPF, en la forma de acciones, entre otros activos, como garantía para evitar embargos.

También dictaminó que los demandantes tienen derecho a recibir intereses posteriores a la sentencia del 5,42% anual hasta que se cumpla el fallo. El Estado nacional tiene plazo hasta el 5 de diciembre para cumplir las nuevas exigencias. De no cumplir, se ejecutará el pago.

Si Milei finalmente la privatiza al ciento por ciento –hoy el Estado Argentino tiene mayoría accionaria–, será la segunda vez que la empresa quede totalmente en manos de particulares. La primera fue en junio de 1999, cuando el entonces presidente Carlos Menem la vendió a la compañía española Repsol.

Pero en su nacimiento, Yacimientos Petrolíferos Fiscales fue estatal. Nació en 1922, a finales del primer gobierno del radical Hipólito Yrigoyen, gracias a lo que había ocurrido en 1907, un 13 de diciembre como hoy, en Comodoro Rivadavia, Chubut.

Mientras hacían una perforación para obtener agua, cuando llegaron a los 500 metros el administrador ordenó parar la obra: habían llegado a la máxima profundidad autorizada y no hallaban lo que buscaban. Sin embargo, el técnico alemán Josef Fuchs, que dirigía las tareas, ordenó seguir. Al trepanar cuarenta metros más abajo, salió de pronto un chorro de líquido negro y viscoso.

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