Las donaciones de cajas navideñas llegaron a cientos de familias de la capital y de localidades del interior. Algunos beneficiarios ayudaron a que llegaran a otros que las necesitaban.
No solo los precios y los virus se multiplican en estos tiempos. También la solidaridad. Lo comprobaron los voluntarios de la fundación “Navidar”, cuando salieron a repartir cajas navideñas a familias que no podían comprar una, y se encontraron con alguien que la necesitaba y no se conformó con recibir la suya, sino que los ayudó a llegar hasta otras familias.
Un día, en la plaza Independencia, mientras a los voluntarios de “Navidar” les hacían una entrevista para un canal de televisión, para promocionar la campaña solidaria, uno de ellos, Luciano Rinaldi, vio a un hombre joven que hurgaba en la basura, buscando algo que le sirviera para lograr el sustento para su familia.
“Me acerqué, le pedí su número teléfono, le dije quiénes somos y le conté que estábamos haciendo una campaña solidaria, que queríamos ayudarlo si a él no le incomodaba”, recordó Luciano.
Así fue como conoció la historia de Miguel, un muchacho que tiene tres hijos y “vive de lo que consigue, haciendo changas”, “cartoneando” o escarbando en la basura. Así como la suya, hay cientos de historias en San Luis.
“Le pregunté si conocía a otras familias que estaban en la misma situación, pidiendo dinero en la calle, cartoneros, o buscando en la basura inclusive ¿viste que eso cada vez se ve más acá en San Luis?”, comenta Luciano. Miguel lo puso en contacto con otros necesitados. “Los citamos el viernes a las siete en el (Centro Cultural) ‘José La Vía’, fueron estas familias y les pudimos entregar no una cajita sino dos”.
Buena respuesta de la comunidad
“No es lo mismo ser pobre que ser indigente”, dice el voluntario. Duplicar la entrega fue posible porque “a fin de la campaña ha llegado de golpe mucha ayuda” a la fundación.
“Logramos armar 376 cajas este año, y ya llevamos entregadas 3.383 desde que empezamos en San Luis, en 2017”, contó Cinthia Agüero, otra voluntaria de la organización.
“Somos un grupo de amigos que formamos parte de un proyecto solidario, buscando propiciar la ayuda y unión entre familias en esta época especial del año”. Así se definen los integrantes de “Navidar”.
El proyecto nació hace doce años en Buenos Aires, entre dos amigos, que lo concibieron con el objetivo de “revalorizar la Navidad como un momento de encuentro y reflexión, ayudando a familias de bajos recursos”. Lo plasmaron mediante la entrega de la ‘caja Navidar’, en la que no pusieron solo alimentos sino también tiempo, amor y reconocimiento a quienes más lo necesitan.
En San Luis la iniciativa desembarcó en 2017 y con la de días atrás ya realizaron ocho campañas, porque en 2020, durante la pandemia, hicieron una edición especial, sumada a la de Navidad de ese año, para ayudar a trabajadores informales que no podían salir a trabajar.
En la edición 2023, además de llevar el obsequio a familias de la ciudad de San Luis, entregaron en el hogar de ancianos “Por la sonrisa de un abuelo” y en 23 localidades y parajes del interior: Donovan, Los Manantiales, Los Tolditos, Estancia Grande, Balde, Chosmes, Salinas del Bebedero, Alto Pencoso, Jarilla, Río Grande, Valle de Pancanta, La Carolina, Beazley, Zanjitas, Cazador, El Trapiche, Campamento viejo (La Florida), Balde de la Isla, Paso del Rey, La Aguada, Quines, Potrero de los Funes y La Punta, detalló Cinthia.
Los voluntarios contaron con la colaboración de distintos comercios de la capital, Juana Koslay y La Punta, que dispusieron sus locales como puntos de entrega de las donaciones. Además, cuatro empresas aportaron productos; y también colaboraron tres escuelas –Colegio San José, Instituto San Vicente y San Luis Gonzaga–, la Universidad Católica de Cuyo (UCC), el bar “Comuna” y la escuela de modelos “Fashion Vidal Rivas”.
Además de las donaciones hechas en el Centro Cultural, “llevábamos las cajas en los autos y les pudimos repartir a varios cartoneros y chicos que vimos en los semáforos”, contó Rinaldi.
“La entrega en el ‘La Vía’ fue muy linda, porque esta gente realmente lo necesitaba, nos agradeció, nos dijo unas palabras muy bonitas”, cuenta Luciano. Para él, “la cereza de la torta”, como lo define, fue el mensaje que recibió de Miguel, en Nochebuena. “Me escribió y me dijo ‘feliz Navidad, gracias a ustedes esta es una Navidad especial’. Estas cosas te llenan el alma”, dice.