El cantante y compositor es una de las figuras más relevantes de la música española.
Joaquín Sabina, músico y compositor que ingresó por mérito propio en la galería de las más reconocidas voces de la canción de autor de Hispanoamérica, festejó ayer sus 75 años, un cumpleaños que llega en momentos en que cuesta entrever qué será de su andar profesional tras varios avatares de salud. Dueño de un estilo personal y descontracturado para abordar las relaciones sentimentales por fuera de toda corrección política, Joaquín se ha revelado como un maestro de la palabra cantada y un inspirado
constructor de historias y leyendas con las que supo delinear su propio mito. Algunas de sus canciones emblemáticas son “Con la frente marchita”, “A la orilla de la chimenea”, “19 días y 500 noches”, “Contigo”, “Amor se llama el juego”, “Tan joven y tan viejo”, “Siete crisantemos”, “La canción más hermosa del mundo”, “Y sin embargo”, “Nos sobran los motivos”, “Donde habita el olvido”, “Calle melancolía”, “Lo niego todo” y “El boulevard de los sueños rotos”, por citar apenas un puñado de ellas.