El 19 de noviembre está instituido, en todo el mundo, como una jornada para fomentar la prevención de este delito. En San Luis, repre- senta un alto porcentaje de los casos que llegan a juicio.
Cada cinco minutos en el mundo muere un niño como consecuencia de abuso sexual. Esa es la alarmante estadística de la Fundación de la Cumbre Mundial de la Mujer, que en el año 2000 instituyó el 19 de noviembre como el día mundial para promover la prevención de este flagelo que sufren niños, niñas y adolescentes. En San Luis, “de las causas que tratamos, lamentablemente un porcentaje importante es de casos de abuso sexual infantil. Superan holgadamente los delitos contra la vida y en una medida similar a los delitos contra la propiedad”, afirma el defensor de juicio y defensor general subrogante Esteban Sala.
En Argentina, del total de víctimas de violencia sexual registradas en las investigaciones más recientes, un 58% fueron niños, niñas y adolescentes, según datos del Programa Nacional Las víctimas contra las Violencias. De acuerdo con ese reporte, advirtieron una concentración del 63% de las consultas en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y en la provincia de Buenos Aires.
El mayor porcentaje de víctimas de violencia sexual, entre niñas, niños y adolescentes, pertenece al género femenino, y representan casi cuatro veces más que el masculino. En el caso de los varones, el mayor porcentaje de víctimas se concentra en el rango quevadelos12alos17años, según la misma fuente.
Los menores suelen sufrir abusos tanto en el contexto intrafamiliar como en el extrafamiliar. En Argentina, a partir de la modificación del artículo 72 del Código Penal, el abuso constituye un delito de acción pública, lo que da mayores posibilidades de que la Justicia intervenga y sancione al autor. Antes, estaba catalogado como un delito de instancia privada: se requería que la víctima o su repre- sentante legal instara la acción judicial para que la investigación pudiera seguir adelante.
El cambio ha permitido que sean cada vez más los casos que llegan a la Justicia. Esto tiene que ver con que en el 75% de los casos el abusador suele ser un familiar directo o una persona de confianza del círculo familiar. Y eso permitía que el autor de los sometimientos pudiera ejercer una serie de manio- bras de presión o amenaza para evitar la ratificación de la denuncia en los tribunales, el requisito que desataba las manos al juez para actuar. El Día Mundial para la Prevención del Abuso Sexual de Niños, Niñas y Adolescentes fue instituido con la idea de contribuir a visualizar una realidad que afecta en forma cotidiana a muchos de ellos. Se trata de un delito muy grave que atenta contra la integridad y los derechos de la infancia y generan consecuencias de amplio alcance, ya sean físicas, sexuales, para la salud reproductiva y la salud mental. Según datos de UNICEF (el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia), una de cada cinco niñas y uno de cada trece nenes sufren abuso sexual antes de llegar a los 18 años.
El abuso sexual infantil está definido por la búsqueda u obtención, por parte de una persona adulta, de placer sexual sacando provecho y abusando del vínculo de confianza o poder que tiene con niños, niñas o adolescentes.
Este delito no implica necesariamente un contacto físico, ya que se observa en diferentes conductas tales como el hostigamiento, el exhibicionismo, las humillaciones de carácter sexual, las intrusiones en la intimidad, los tocamientos, el hacer que sean partícipes de prácticas propias de la sexualidad adulta, entre otras acciones. Hay dos aspectos en común en todas estas prácticas. Uno es que siempre hay una asimetría de poder, de conocimiento y de gratificación. Las víctimas son objeto de un vínculo de dominio y cosificación por parte de quienes las ejercen. El otro es que no existe consentimiento cuando se impone una conducta por el ejercicio de poder abusivo. De ese modo, los adultos que utilizan a niños, niñas y adolescentes para su gratificación sexual vulneran su condición de sujetos de derecho.
“La detección temprana es fundamental”
El defensor Sala señala que trabajar en campañas de prevención de este tipo de delitos es fundamental, sobre todo, “porque es complicado prevenirlos, ya que en un porcentaje muy importante ocurren en el ámbito intrafamiliar”. “Por eso se los denomina delitos intramuros y también por eso es muy difícil detectarlos”, dice. “Entonces es muy importante la detección, sobre todo la detección temprana. Mientras antes se puedan identificar estos casos es más fácil frenarlos y reducir los daños que causan, que son más severos mientras más se extienden en el tiempo”, afirma el funcionario del Ministerio Público de la Defensa. Por ello, Sala entiende que “son muy importantes la educación sexual y la intervención de la escuela y los centros de salud. La escuela es fundamental, porque es un ámbito al que concurre el niño o la niña víctima de abuso y donde a la persona abusadora le cuesta tener un control sobre él o ella”.