La sesión en la que se debía elegir a la nueva mesa de conducción quedó sin quórum.
La sesión preparatoria de la Cámara de Diputados en la que asumieron los nuevos legisladores electos y en la que se elegiría a la mesa de autoridades para el próximo período legislativo terminó en un escándalo cuando el oficialismo advirtió que perdería esa elección por la conducción de la Cámara Baja.
Empecinados en no resignar ese lugar que el manual político le reserva al espacio que conducirá el Poder Ejecutivo desde el 10 de diciembre –esto es Cambia San Luis-, legisladores que responden al gobernador saliente, Alberto Rodríguez Saá se molestaron con la posibilidad de que sus pares oficialistas pudiesen votar a un candidato a presidir la Cámara propuesto por la oposición, que desde el domingo será el nuevo oficialismo.
La instrucción de Rodríguez Saá a su núcleo duro para impedir esa votación que derivaría en una nueva derrota fue más allá de cualquier práctica política. Por caso la vicepresidenta Cristina Kirchner esta semana advirtió en el Congreso que los lugares de esa mesa directiva deben ser ocupados por representantes del espacio que ganó las elecciones, en ese caso La Libertad Avanza, y sin importar que los libertarios tendrán menos del 15% de las bancas.
Es que las autoridades del Poder Legislativo se ubican en orden de sucesión gubernamental luego del gobernador y vicegobernador.
Así fue que cuando el oficialismo hizo cuentas y advirtió la posible derrota comenzaron las “gestiones” para dar vueltas algunos votos. Esa rosca en despachos y pasillos se prolongó más allá de los plazos razonables de un cuarto intermedio que se había solicitados y fue entonces que la oposición decidió retirarse del recinto junto a dos flamantes diputados, los oficialista Edgardo González y Christian Gurruchaga, del departamento Pedernera.