Brotes de sarampión: la vacuna es la única arma de prevención

En los últimos meses surgieron en diferentes países. Ayer declararon uno en Ohio, Estados Unidos. Un pediatra y epidemiólogo de vasta experiencia hace campaña a favor de la inmunización.

Resultaría gracioso, si no fuera trágico, que en el mundo estén surgiendo brotes de sarampión cuando el virus que causa la enfermedad es estable y se lo puede combatir con una simple vacuna, destaca el pediatra Rubén Sosa, de más de cuarenta años de experiencia en la profesión. El médico, que trabaja en el hospital pediátrico “Pedro de Elizalde” (la ex Casa Cuna) de Buenos Aires, es infectólogo además. Por ambos campos de formación le sobran diplomas para hablar con autoridad sobre la cuestión y hacer campaña a favor de la vacunación: “Es la única herramienta que tenemos hoy. Ojalá la tecnología sea bien aplicada y se puedan encontrar otras cosas, pero hasta ahora es la única arma que tenemos para prevenir, que es no tener que curar”, afirma. Entrevistado por Todo un país, Sosa cuestiona a los movimientos “antivacuna” –“Los catalogo como un enemigo público”, afirma– por la falta de fundamentos en que sostienen sus campañas en contra de la inoculación. “Es un arma que ha funcionado y mucho. En los años ochenta pudimos erradicar una patología como la viruela; en esa línea, si se siguen las estrategias que se siguieron para viruela se podrían erradicar el sarampión, la polio y muchas otras enfermedades”.

El Ministerio de Salud de la Nación describe al sarampión como “una enfermedad viral muy contagiosa, a veces letal, que afecta sobre todo a niños y niñas”. Sosa agrega que “el sarampión no muta, es un virus estable. La vacuna con una sola dosis genera anticuerpos para toda la vida, y no solamente es una enfermedad grave porque en el momento agudo puede producir lesiones pulmonares, encefalitis, sino que con el tiempo puede desarrollar una patología que se llama leucoencefalopatía multifocal progresiva”.

Igual que el pediatra, la cartera sanitaria nacional sostiene que “la única manera de prevenirlo es con la vacunación. Gracias a la vacunación sostenida, Argentina eliminó la circulación endémica del virus de sarampión y no presenta casos autóctonos desde el año 2000”.

Pero, advierte en seguida, “considerando que el virus continúa circulando en otros países del mundo, y ante la disminución de las cober- turas de vacunación, existe alto riesgo de importación de casos y desarrollo de brotes”.

¿Cuál es la razón por la cual los niños son los más expuestos a contraer sarampión, los adultos hemos desarrollado anticuerpos?, le consultó Todo un país al pediatra.

“Nacemos con los anticuerpos que heredamos de nuestras madres. En el último trimestre del embarazo existe un pasaje positivo hacia el feto a través de la membrana placentaria, por lo tanto el niño cuando nace tiene, en concentración, más anticuerpos que la mamá. Pero qué sucede. Estos anticuerpos van desapareciendo y prácticamente a los seis meses uno ya casi no tiene anticuerpos heredados de la madre. Esto se llama hipogamaglobulemia fisiológica del lactante. Entonces el niño ya está expuesto porque no hizo su experiencia con los virus y no tiene anticuerpos, ni de la mamá ni de los suyos. Por eso los niños, las niñas, se enferman habitualmente de virosis. Se dice que una criatura por año adquiere diez enfermedades virales. Es decir que un niño de diez años ha tenido una experiencia con más de cien virus. Los adultos tienen más anticuerpos porque fueron vacunados o tuvieron contacto con el virus del sarampión.

¿Por qué las personas nacidas antes de 1965 no requieren ser vacunadas por considerarse inmunes?

Antes de ese año el virus del sarampión circulaba muchísimo. Entonces se presupone, es una suposición estadística y epidemiológica, que esas personas ya tienen anticuerpos para sarampión. Por el solo hecho de haber estado en una sociedad que tenía gran cantidad y fueron muchos años como para poder contraerlo.

Si mi hijo o nieto contrae el virus ¿me puedo contagiar por estar en contacto con él?

Esta pregunta tiene muchas respuestas y todas son verdad. La primera cuestión es que el sarampión no solamente nos da el changüí de poder erradicarlo con una vacuna, sino que esta vacuna tiene un período de incubación menor a la enfermedad.

Es decir, me contagio con el virus salvaje, tardo catorce, quince días para desarrollar anticuerpos, pero si me dan una vacuna, lo hago antes. Entonces la vacuna, junto con un anticuerpo, puede servir de bloqueo para la enfermedad. Si no tenés anticuerpos, te aplicás la vacuna en el momento cero de saber que la criatura tiene sarampión, la vacuna te protege en un porcentaje muy alto, por eso es tan importante.

Si no sé si he recibido las dosis correspondientes ¿puedo ir directamente a vacunarme o eso implica algún riesgo?

No, revacunarse no implica ningún riesgo. De hecho, hay un axioma muy lindo en medicina que es “ante la duda, vacuna”.

¿Por qué circula tanto el virus en otros países, es porque ha disminuido la vacunación?

Claro, lo ideal es que el 95% de la población tenga la vacunación. Si bajás al 80%, al 85%, ya se van creando lo que se llama bolsones. Por ejemplo, no vacunás a un chico de un año, que al año tiene que recibir la vacuna, bueno, no le da el sarampión, porque hay pocos que lo tienen. Pero a los dos años se junta con los del año anterior. Y al tercer año se juntan los del año uno y los del año dos, y así sucesivamente. El concepto de epidemia en sarampión es cuando aparece un solo caso. Por eso es importante identificarlo clínicamente, hacer el diagnóstico para poder hacer el bloqueo de las personas y de los contactos con el caso índice. Se les da la vacuna a los que estuvieron en contacto con esa persona, sobre todo si son menores de edad.

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