El cáncer es una de las principales muertes en niños y adolescentes. Y además no hay manera de prevenirlo, a diferencia del cáncer en adultos. De modo que la única manera de combatir este mal, del que en San Luis se detectan unos 17 casos por año, es estar atentos a cualquier síntoma que pueda indicar su presencia, para contraatacar a tiempo. La evolución de los casos depende de un diagnóstico temprano y el acceso a tratamientos adecuados.
El sábado pasado, como cada 15 de febrero, en el mundo se conmemoró el Día Internacional del Cáncer Infantil, una fecha establecida en 2001 por la Organización Internacional de Cáncer Infantil y la OMS. Su objetivo es sensibilizar sobre los desafíos que enfrentan los niños y adolescentes con cáncer y garantizar el acceso equitativo a un diagnóstico y tratamiento oportuno.
Los avances médicos han permitido que la sobrevida a cinco años supere el 70% en algunos tipos de cáncer, pero la evolución de los niños depende de un diagnóstico temprano y el acceso a tratamientos adecuados. El cáncer infantil no es prevenible, por lo que es esencial la consulta ante cualquier síntoma fuera de lo habitual.
En Argentina, cada año se diagnostican alrededor de 1.340 nuevos casos de cáncer infantil, según el Registro Oncopediátrico Hospitalario Argentino (ROHA). En San Luis, se estima un promedio de 17 casos anuales, lo que refleja la necesidad de fortalecer los sistemas de detección y tratamiento en la provincia.
Síntomas a los cuales prestar atención
Si bien el cáncer infantil no se puede prevenir, se puede hacer una detección temprana, a partir de ciertos síntomas a los cuales estar atentos, para reaccionar a tiempo.
Estas señales son:
1: Sangrado repentino o persistente en nariz o encías.
2: Reflejo blanco en la pupila o estrabismo de reciente inicio.
3: Bultos o hinchazón (en cuello, axilas o ingle).
4: Aumento de volumen de abdomen.
5: Hinchazón en cualquier parte del cuerpo sin signos de infección.
6: Moretones o hematomas sin explicación.
7: Palidez, fatiga, letargo, cambios en conducta.
8: Pérdida de peso o fiebre sin explicación, sudor en la noche.
9: Dolores de cabeza persistentes, mareos, vómitos.
10: Dolor de huesos y articulaciones.