Martín Nicolás Rodríguez y Frank Axel y William Agustín Carrión, quienes golpearon brutalmente a Ramón Chacón Flores en una calle de Justo Daract a mediados de diciembre, ya no están tras las rejas. En una nueva audiencia en Tribunales, el fiscal instructor Maximiliano Bazla argumentó que surgió nueva evidencia que dio cuenta que los acusados no quisieron atentar contra la vida del hombre sordomudo. Contó que están arrepentidos de lo que hicieron y, como si fuera poco, dijo que han tenido un comportamiento ejemplar en el Penal los últimos meses. Por todo eso, no solicitó que se extendiera su tiempo en la cárcel y hasta reformuló las imputaciones. Ya no los acusa de intento de homicidio, sino de lesiones graves.
Entre las pruebas incorporadas, el fiscal mencionó testimoniales, videos, nuevos informes médicos y la conducta posterior desplegada por Rodríguez y los Carrión. Explicó que el cambio de tipo penal, por un delito menos gravoso, conlleva un nuevo pronóstico punitivo hipotético, con una pena que va desde los tres a los diez años. Con una escala penal tal baja hasta es probable que puedan cumplir sus condenas en libertad.
Igualmente, Bazla requirió que, una vez en libertad, los acusados cumplan una serie de medidas tutelares: como respetar una prohibición de acercamiento al damnificado y a su grupo familiar por una distancia de 300 metros; evitar todo tipo de contacto físico y virtual, incluido redes sociales, y firmar el libro ante Fiscalía una vez al mes.
Hacia el final de la audiencia, el juez de Garantías de Villa Mercedes, Matías Farinazzo Tempestini hizo lugar a lo requirido por el fiscal, ordenó la libertad de Rodríguez y los Carrión y les impuso las normas que le impiden arrimarse a la víctima.
La paliza fue el 15 de diciembre, alrededor de las 6. Chacón Flores, de 40 años, volvía de trabajar en su moto cuando fue interceptado por una patota, que minutos antes había golpeado a unos adolescentes en una plaza.
Cuando los agresores fueron llevados a los Tribunales se defendieron a través de su abogado y con sus propias palabras. No negaron la existencia de la golpiza, pero trataron de excusarse. Dijeron que ellos, en realidad, no querían pelear sino que fue el hombre herido quien insistió y los invitó a irse a las manos.