La mayoría de los animales rescatados no vuelven a ser restituidos en sus entornos naturales ya que no logran adquirir las conductas propias de la vida silvestre.
El mascotismo, definido como la acción de retener animales del ámbito silvestre en estado doméstico, es una práctica que no solamente atenta contra el bienestar del animal, sino también contra toda la riqueza en flora y fauna que puede ofrecer la provincia. Cada ejemplar que es extraído de su estado natural es privado de cumplir su rol dentro del ecosistema y no puede contribuir a la continuidad de su especie.
Muchas veces producto de la negligencia, y en otros casos motivado por el perverso negocio del tráfico de animales, la mala costumbre de separar ejemplares de sus entornos naturales para encerrarlos en un domicilio particular trae consecuencias que perjudican tanto a los animales como a las personas.
Los animales silvestres criados y mantenidos por las personas están expuestos a deficiencias alimentarias, problemas de crecimiento, cambios de comportamiento, estrés, accidentes y enfermedades transmitidas por otros animales domésticos. Consecuentemente, esta situación representa un riesgo para la salud de todos los que habitan en el hogar, debido a las enfermedades que los animales salvajes pueden transmitir como la psitacosis (catas y loros), salmonelosis (víboras y tortugas), fiebre amarilla (monos), rabia y parásitos
No todas las especies pueden ser liberadas
Para conocer con mayor profundidad el problema, es importante diferenciar el concepto de animal silvestre respecto a su par doméstico. Los primeros se encuentran libres y su evolución es ajena al actuar humano, mientras que el animal doméstico es producto de la selección artificial realizada por el hombre a través de cientos de años, que surgió bajo una necesidad de alimento, transporte, trabajo, compañía o defensa.
“La mayoría de las personas que llevan un animal silvestre a su hogar desconocen las necesidades físicas, fisiológicas y psicológicas de la especie y no evalúan el daño que causan. Un animal ‘gordito’ o con buen pelaje o plumaje no significa que esté sano, los animales tienen necesidades socioambientales como estímulos, espacio o la interacción con sus pares, que son propias de su especie y nunca pueden ser cubiertas por el hombre”, indicaron desde el área de fauna que integra la cartera ambiental.
¿Cómo funcionan las entregas voluntarias en San Luis?
Una de las amenazas más graves que sufren algunas poblaciones silvestres es la liberación espontánea. Aunque el animal parezca sano, puede transmitir enfermedades a otros ejemplares de la misma o de otra especie, con el riesgo de generar una epidemia y matar o perjudicar a poblaciones enteras.
Por esta razón, es clave conocer los pasos a seguir en los casos de entregas voluntarias o denuncias ante el conocimiento de tenencia de fauna silvestre. En estos casos, se debe avisar a la Policía Ambiental al 911 o denunciar llamando a la secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable al teléfono 0266–4452000, interno 3372.