La máquina del tiempo todavía no se inventó, pero Villa Mercedes encontró la forma de viajar al pasado durante todo el fin de semana. Con disfraces, música, juegos y un poco de imaginación, cientos de vecinos se sintieron en otra época en la concurrida Feria Medieval “Midgard”, que desplegó sus encantos en el Museo Nativista Héctor Aubert.
Esta fue la segunda edición del encuentro (la primera fue el año pasado en la Calle Angosta), organizado por agrupaciones de aficionados a la historia y con el acompañamiento del Municipio.
La parte externa del museo, que desde hace varios años se convirtió en un espacio más para la realización de espectáculos y actividades, se llenó de stands, carpas y gazebos que intentaron recrear cómo era la vida hace siglos atrás en diferentes partes del mundo.
Emanuel González, uno de los referentes del Municipio en la realización de eventos culturales, explicó que uno de los requisitos para los artesanos que deseaban ofrecer sus productos en la feria fue que estuvieran vestidos con trajes típicos.
Por eso, fue posible verlos luciendo como vikingos, monjes, aldeanos, cortesanas, caballeros y hasta como criaturas fantásticas como elfos, hechiceros y magos.
Los puestos expusieron un abanico grande de propuestas para trasladarse en el tiempo. Hubo venta de comidas, contemporáneas y antiguas, cervezas artesanales y otras bebidas típicas, como la hidromiel. También hubo artesanos y artistas, como dibujantes que hacían caricaturas en vivo, músicos que tocaban el arpa, diseñadores de collares, tejidos, juguetes, entre otras cosas.
Entre las muestras se destacaron los arcos y las flechas, las hachas, los cascos, los escudos y otras armas que se utilizaban para cazar o en las guerras. Realizaron también actividades interactivas, como lecturas de cuentos y competencias de juegos inspirados en la época medieval, además de espectáculos sobre el escenario y un set para tomarse fotografías.
No solo el público local llenó el predio, sino que llegaron visitantes de diferentes partes del país. Más de diez agrupaciones de aficionados de diferentes provincias se sumaron a la propuesta, con sus propios stands y como espectadores, lo quefue positivo para el sector hotelero y turístico.
El encuentro se extendió a lo largo del fin de semana: arrancó el sábado a las 5 de la tarde y finalizó a las 2 de la mañana y ayer, domingo, inició al mismo horario, pero culminó a la medianoche. El valor de entrada de 1.000 pesos y gratis para los niños propició que muchas familias se acercaran al predio, con un clima fresco que alivió los calores de las últimas semanas.