Golpeó a sus hijastros de 7 y 10 años y la Justicia solo le prohibió acercarse a ellos

Gustavo Molina (derecha) junto a su abogada, Victoria Suárez, en la audiencia judicial.

Las criaturas no dijeron nada. No hacía falta. Cuando fueron a la escuela de Villa Mercedes a la que asisten, sus maestras notaron rápidamente las marcas y los moretones de los golpes, en la piel de los chicos de siete y diez años. Así salió a la luz que Gustavo Eduardo Molina, su padrastro, era quien les había dejado esas lesiones en sus cuerpos.

Fue denunciado y llevado ante la Justicia. Lo imputaron por la paliza que les dio a los niños, le prohibieron acercarse a ellos por un tiempo y deberá firmar un libro en la Fiscalía los próximos meses. Nada más, terminada la audiencia, el hombre pudo regresar a su casa y a su vida de todos los días.

La fiscal Nayla Cabrera Muñoz imputó a Molina por «lesiones agravadas por ensañamiento». En su exposición, en la que, además, indicó las pruebas que tiene en contra del hombre, recordó que la paliza ocurrió el domingo 18 de mayo.

Dijo que Molina convivía con la denunciante, quien tiene tres hijos de una relación anterior y una bebé de un año y medio con el acusado. Sus hijastros tienen siete, nueve y diez años.

El hombre les pegó con un «elemento contundente», pero que no llegó a poner en riesgo sus vidas, aclaró la fiscal. Al día siguiente, cuando los nenes fueron a su escuela, sus docentes advirtieron las lesiones. Las autoridades educativas se comunicaron con la madre de los niños. Apenas fue anoticiada, la mujer denunció ahora expareja en la Comisaría 36°.

Pese a todo, Cabrera solicitó solo medidas de coerción morigeradas contra Molina porque «no se volvieron a dar nuevos hechos violentos» y, además, él ahora vive en otro domicilio, ya no convive con la denunciante y sus hijos.

El juez de Garantías, Santiago Ortiz, dio por formulado el cargo contra Molina, le prohibió acercarse a los niños que golpeó y una vez al mes, los siguientes cuatro meses, deberá presentarse en la Fiscalía y firmar un libro que deje constancia que está sujeto al proceso penal.

No obstante, la abogada del acusado, Victoria Suárez, aclaró que no habrá manera de que su cliente se arrime a los chiquitos porque, de todas formas, ellos están ahora lejos. Están con su abuela, en la localidad cordobesa de Vicuña Mackenna.

 

 

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