El juicio contra la ex de Abel “Pochi” Ortiz, Alejandra Espinosa, su presunto amante, el excomisario Marcelo Acevedo, y la amiga de ella, María Vázquez, por conformar una asociación ilícita que, entre tantos delitos, se encargó de hacer desaparecer de la faz de la Tierra a Abel, tiene una pausa de dos semanas, porque algunos de los jueces se tomaron licencias. No obstante, la primera semana del debate oral dejó varios testimonios que alimentaron la polémica sobre el entramado de corrupción policial que, a entender de los fiscales Leandro Estrada y Néstor Lucero, hicieron posible que operara ese grupo de criminales.
Uno de los testigos que comprometió a Espinosa, presunta cabecilla de esa asociación de delincuentes, fue el mejor amigo del joven que desapareció el 16 de septiembre de 2014. El hombre desmintió olímpicamente la versión de la que tanto se llenó la boca la peluquera para sostener su inocencia.
Ella siempre dijo que la noche que desapareció había acercado a su ex en su acto hasta donde velaban al padre de su amigo. El testigo fue clarísimo cuando dijo que en ningún momento de ese día o después vio a Ortiz.
“Nunca estuve con Abel, nunca llegó. Si hubiera ido, lo hubiera sabido”, aseguró R.M. sobre un día y una noche que jamás olvidará porque fue cuando murió y velaron a su papá. Eso contrasta sobremanera con lo que la acusada repitió hasta el cansancio. La mujer aseguró en todo momento que la última vez que vio a su expareja fue cuando lo dejó en la esquina de Lisandro de la Torre y Guayaquil, a unas cuatro cuadras de donde velaban al padre del muchacho, la noche que de la desaparición.
Luego Estrada le preguntó cuándo había visto por última vez a “Pochi”. El hombre de 38 años calculó que tal vez un mes antes se había cruzado con su amigo, en Nelson y Centenario, cerca de su casa. “No lo vi bien. Bien presentable como era la costumbre de él”, recordó. Precisó que físicamente no lo notó saludable. “Estaba barbudo, su ropa no estaba limpia. No era el Abel que yo conocía, que se vestía y andaba bien”, manifestó.
––¿Recuerda sobre qué conversó con él? ¿le hizo algún comentario? –– le preguntó Valentín Rivadera, el abogado de la peluquera.
––Creo que tenía algunos problemas con unos vecinos de Espinosa, algo así. No recuerdo bien, porque pasaron once años, pero tenía problema con un vecino de ella –– contestó.
––¿Sabe a qué venía ese conflicto? –– quiso profundizar el letrado.
––Me parece que algo de un nene. Creo que algo así –– respondió el testigo, quien no quiso agregar otro comentario porque argumentó que, en verdad, no recordaba bien esa última charla con su amigo.
Luego Rivadera leyó la declaración que ese testigo había hecho hace años, cuando empezó la investigación, para refrescarle la memoria en ese punto. En aquel momento R.M. había dado un poco más de detalles. Fue ahí cuando el hombre recordó y dijo: “(Abel) Me comentó que tenía problemas con unos vecinos, que le había violado el hijo de su mujer”.
El juicio continuará el lunes 27. Hasta ahora han declarado unos 20 testigos de los 106 que están citados a comparecer. La fiscalía, no obstante, ya desistió de la declaración de uno de ellos, una hermana del joven desaparecido, porque la mujer sufre ataques de pánico.