El templo “Nuestra Señora de los Dolores”, de Concarán, fue afectado por la tormenta del 23 de diciembre a la noche, mientras se celebraba un casamiento. El Obispado abrió una cuenta bancaria para recibir colaboraciones.
“Fue como si explotara una bomba en el techo”. Así recuerda el párroco Ignacio Ortiz el momento en el que el temporal del 23 de diciembre afectó la parroquia “Nuestra Señora de los Dolores”, ubicada frente a la plaza principal de Concarán. Eran las diez de la noche y el sacerdote oficiaba un casamiento. Luego comprobaron que el estruendo no se debía a una explosión, sino a que “en realidad se habían volado las tres cuartas partes del techo”. Desde esa noche previa a la Nochebuena, la iglesia está inutilizable.
Su destrucción parcial motivó que el Obispado de San Luis lanzara una campaña para recaudar fondos para la reconstrucción.
“La invitación, a la gente de Concarán, al resto de la Diócesis y a cualquiera que se encuentre con esta noticia, es que se sumen para que esta parroquia vuelva a ser el centro espiritual del pueblo, para que podamos celebrar los sacramentos, la santa misa, por sobre todas las cosas, que es lo que la gente está extrañando”, le dijo el sacerdote a Todo un país. Contó que por ahora, la misa la brinda los domingos, por la mañana y por la tarde, en el salón cultural de la municipalidad, que le presta el espacio. La oficina de prensa del Obispado informó que la cuenta bancaria a la que se pueden enviar las colaboraciones lleva el nombre “Parroquia Nuestra Señora de los Dolores, Localidad Concarán”, y que la titularidad es de la Diócesis. “Fue gestionada el 26 de diciembre y está activa desde el 2 de enero” agregaron. El número de CBU es 0110478740047838895644. “No importa el monto de tu ayuda, todo será bienvenido para volver a construir, con esperanza, el templo que Concarán se merece”, señalan en el comunicado.
“Sí, juro”, a la luz de los celulares y bajo la lluvia
La iglesia, que tiene una nave central y dos laterales, fue construida a principios de la década de 1940 y “ha sido declarada monumento histórico provincial por el Senado de la provincia”, cuenta el párroco Ortiz. Está ubicada sobre la calle Hermanos Mora y mira hacia el norte, hacia la plaza General San Martín, pleno centro del pueblo cabecera del Departamento Chacabuco. Aquella noche, la ceremonia de la boda había empezado “a las nueve y pico. A las diez llegó no sabemos si fue temporal, tornado o qué”, recordó el padre Ignacio. Después del estruendo causado por la voladura del techo “se cortó la luz en todo el pueblo, nos refugiamos donde no llovía y terminamos el casamiento como pudimos, a la luz de los celulares”.
“Al otro día nos encontramos con la realidad: se habían volado tres cuartas partes del techo de chapas de la nave central; todo el cielorraso, que es de chapadur, de la década del ochenta más o menos, se mojó, se deformó todo, las placas se cayeron”, detalló el párroco. “Eso hay que cambiarlo absolutamente todo porque no sirve más”, lamentó.
Tuvieron que trasladar los asientos a las naves laterales, que tienen techo de losa, y las imágenes, a la sacristía, porque “cada dos por tres llueve y todo se llena de agua”.
“La buena noticia –afirma– es que toda la estructura del techo central, que es de pinotea, está buena”. Detalla que el trabajo que hay que encarar “es sacar los clavadores y las chapas que quedaron y recuperar algunas que se pueden, habrá que fortalecer ese techo, darle impregnante a la madera, que si bien está buena, es vieja, y volver a poner el techo de chapas”. “Y una vez que tengamos eso hay que hacer todo el cielorraso nuevo y después pintar, porque cada vez que llueve, el agua entra, chorrea, y va dañando toda la parroquia”. Ya han empezado a recibir aportes. “A Dios gracias, la gente está respondiendo mediante esa cuenta del Obispado, nos acercan sus donaciones, por ahí vienen y la traen directamente a la parroquia, otros nos han ofrecido, como el padre (Omar) Britos, hacer una peña para recaudar fondos en San Francisco del Monte de Oro. Incluso de afuera de la provincia nos están ayudando”, destaca el padre Ignacio.