Desde que la adaptación audiovisual de El Eternauta se estrenó en Netflix, no hay quien no elogie el inmenso trabajo que hay detrás y el gran talento que hay en Argentina. Y en medio de ellos, aportando su pequeño granito de arena, estuvo David Páez, un joven mercedino que fue asistente de producción y que le contó a Todo Un País su experiencia en la imponente serie.
“Fue sorprendente la dimensión del proyecto. Esto rompió con todo”, contó antes de regresar a Buenos Aires, a donde eligió mudarse en 2021 para probar suerte en el mundo del cine.
Es que David nació en la tierra de la Calle Angosta y se enamoró del arte de contar historias a través de las imágenes. Estudió Guion y Dirección en la Universidad de La Punta (ULP) y ahora realiza la complementación en Producción Audiovisual gracias al acuerdo que la institución sanluiseña tiene con la Universidad de Tres de Febrero (UNTREF).
“Me fui prácticamente sin nada. No tenía conocidos allá, ni nada. Pero me iba encontrando con rodajes y sabía que me tenía que ir metiendo. Así me acerqué cuando estaban filmando una película de Suar, dejé mi número y a la semana me llamaron para estar ahí un par de jornadas”, recordó.
Tras ese primer proyecto, los contactos se aceitaron de a poco y empezaron a convocarlo desde otras producciones, hasta que llegó a participar en la filmación de la segunda temporada de El Reino, aquella aclamada serie protagonizada por Diego Peretti y producida por K&S Films.
Trabajar con esa productora fue clave para que, tiempo después, lo llamar a realizar un reemplazo en El Eternauta. “Fui ayudante de producción. Básicamente me encargaba de la parte logística del armado de los espacios dónde se cambiaban y maquillaban los extras, que eran muchísimos. Ayudaba con eso y la parte de los insumos de producción. Además, si había que hacer un corte de vereda, por ejemplo, ayudaba a coordinar con los refuerzos de que no se meta nadie ajeno al set, o a preparar los espacios donde están los monitores para el director, entre otras cosas que iban surgiendo”, detalló.
Por esos días de 2023, David tuvo la posibilidad ver con sus propios ojos cómo Buenos Aires se llenaban de “nieve tóxica”, cómo se montaban escenarios en galpones gigantes, cómo cientos y cientos de extras aguardaban su turno para entrar a la “catástrofe” que presenta la historia, entre muchos otros aspectos.
“Tomé dimensión de lo grande del proyecto. Todo era el doble o triple de lo que había hecho antes. Y fue muy lindo ver cómo se hizo todo, saber dónde se hizo cada escena, cuáles se hicieron realmente en la calle y cuáles no. Me permitió entender un poco cómo se arma esa logística de los espacios, qué conviene, qué es rentable y que no”, ejemplificó y agregó: “Era muy loco ver toda esa cantidad de gente, que abrumaba por momentos. Pero con el trabajo coordinado de todos los que éramos en producción y todas las áreas, fluía y era mucho más orgánico”.
Páez estuvo solo dos meses de los ocho que duró el rodaje. Pero ese tiempo fue suficiente para dejar su nombre entre los muchos que hicieron posible una de las ficciones audiovisuales más importantes y grandes de nuestro país. Y también sirvió para dejarle impresa una tremenda experiencia y varios aprendizajes a la hora de pensar en sus propias producciones, esas que ya hizo y las que todavía sueña con concretar.
“Me gustaría seguir trabajando en Buenos Aires en producción. En julio voy a participar en otra serie y hay más proyectos. Y en San Luis estoy con ganas de dirigir un corto que tengo escrito y estoy buscando el financiamiento para poder filmarlo”, contó.
El joven ya tiene estrenados cortometrajes que, incluso, se pueden ver en la plataforma de forma gratuita CINE.AR. Y haber participado en El Eternauta se convirtió en un nuevo impulso para seguir imaginando historias y creando.